lunes, abril 2

La ONG

Recibo un SMS con publicidad que me informa que hay una ONG que se llama “Picos sin fronteras” y que creo que se dedica a rehabilitar toxicómanos. Tomo la dirección y me acerco a su sede. Estos chicos de la operadora telefónica son buena gente, se nota que están para servir a sus clientes, ya hasta adivinan las necesidades. Cojo el metro y me voy al extrarradio. Cuando llego a la puerta me asusto. El local tiene muy mala pinta, dado que es un chamizo semiabandonado que huele a perros. Aún así me armo de valor y pico a la puerta. Oigo una voz familiar que me dice “pase”, y cuando entro me ponen un trapo con cloroformo en la nariz y me drogan...

viernes, marzo 16

Chándal

Mi primera aventura es escoger un chándal. Me dirigí al Rastro, y tras una difícil elección, escogí un dos por uno por diez euros, uno azul y uno rojo para los domingos. Tienen un bonito logotipo de “Nique” en el pecho, y parece de gran calidad. El simpático rumano que me los vendió me aseguró que eran originales. Lo que me extraña es que cuando me lo pongo me pica todo, y por la calle todos me miran, ya que me rasco salvajemente. Será porque son nuevos, y espero que con el primer lavado todo sea más llevadero. Pero no hay medicina que no sea amarga, y mi primer paso para salir de mi adicción al caballo es adaptarme al chándal. Ahora sólo tengo que buscar una “granja” para rehabilitarme.

lunes, marzo 5

La explicación

Hoy he entrado en el despacho de Acebes y le he visto inyectando heroína en las galletas. ¡Así estaba yo de enganchado! Me he convertido en un yonqui, pero no por mi adicción a las galletas. Le he pegado dos yoyas a ese impresentable, me he comprado un chándal en el Rastro y me he ido a Proyecto Hombre, a ver si me rehabilitan y vuelven a hacer de mí una persona de provecho. Quiero ser sólo un adicto a las Príncipe de Beukelaer, no a la mierda del “caballo”.

miércoles, febrero 28

Las galletas de las monjas

No sé que tienen las galletas que fabrican las monjas, las que me pasa Acebes, pero me tienen enganchado. Hago todo lo que Ángel desea, sólo por la recompensa de devorar una caja de este manjar divino. Me dejo meter mano, voy a las manifestaciones de algo que se llama AVT, reparto banderas rojigualdas a las puerta de los colegios, voy a misa cada día, doy catequesis a niños magrebís. Estoy realmente preocupado, porque he perdido el control. Las galletas me gustan mucho, pero éstas son realmente especiales. Acebes, ¿cómo no te conocí mucho antes?

martes, febrero 20

Calle Génova

Acebes me cita en su despacho de la calle Génova. Nada más entrar me dice “me he enterado que ZP te ha dado puerta. Aquí tenemos sitio para gente como tú, que crea en un proyecto para regenerar España”. Le hago notar que soy norteamericano y se pone a llorar de emoción mientras gritaba, “¡Qué bonito! Me gusta América. Me gustan las hamburguesas, las Azores, las botas tejanas, la universidad de Georgetown. Has de estar con nosotros”. Dudo, porque ya estoy harto de los políticos españoles, pero en ese momento entro su secretaria con una bandeja con café y galletas. Y eran las mejores que he comido nunca. “Come, come, Triqui, son de unas monjas de Ávila. Si aceptas mi oferta, nunca te faltarán”. Diablos, soy un yonqui de las galletas, porque dije que sí sin dudarlo un minuto.

martes, febrero 13

ZP me felicita

“No sé como lo has hecho, pero estos del PP han quedado encantados contigo”. Me ha felicitado y me ha dicho que me iba a mandar ahora a Bilbao, a hablar con un tipo que tiene terneras o algo así. Me he negado, porque estoy muy bien en Madrid. Se ha cabreado y ha hecho venir a un tal Rubalcaba para que me convenciera. Cuando le he visto el careto me he ido cagando leches y no me ha detenido ni el cretino de la centralita. ¡Qué poco me duran las amistades en Madrid! Cuando estoy en la calle, veo en mi móvil que Acebes me llama. ¿Cómo habrá conseguido mi móvil?

martes, febrero 6

Mi cita con Acebes

Cuando llego al restaurante y el camarero me acompaña a la mesa del tal Acebes veo que el susodicho me mira con ojos desorbitados. “Bonito color el de su piel”, me dice. No entiendo la fascinación que mi pelaje y mi piel tiene entre algunos residentes en Madrid, pero le agradezco el cumplido. No recuerdo mucho de la conversación, sólo sé que al final acabamos vaciando tres botellas de orujo, cantando la canción del “mana mana” y el himno de algo que se llama la Legión, y Acebes me promete que me enviará cinco cajas de galletas de Ávila. No sé si he conseguido lo que ZP quería...

viernes, febrero 2

ZP me llama

En un cajón de mi despacho veo un surtido Cuétara, detalle de ZP. Me lo zampo en unos segundos y pienso “que gran tipo”. Suena el teléfono: es mi nuevo jefe, que me pide que vaya a su despacho. Voy y me pide un favor: que me reúna con un tal Acebes, para ver si puedo conseguir que afloje la presión sobre el Gobierno. No entiendo nada, pero acepto la orden de mi jefe. Mi secretaria me pide una cita con ese tipo, y quedamos en un restaurante discreto del centro de Madrid.

miércoles, enero 31

La Moncloa

Como no sabía que vestir, me puse mis mejores galas, mi corbata blanca con topos rosas y me di brillo en los ojos. Cuando llegué a la puerta, un segurata con cara de mala leche me pidió la documentación. Yo le enseñé la carátula de un vídeo de Barrio Sesamo con mi foto, y el tipo comenzó a gritar que si pensaba que él era imbécil. Entonces apareció una señora muy delgada, con pinta de loro y que hablaba muy pero que muy despacio que le dijo al guardia que me dejara pasar. Se presentó como algo de la Vogue y me dijo que ella era también era fan mía, aunque encontraba que la serie era un poco machista, porque se daba una visión estereotipada de la mujer. Se ofreció a salir en algún capítulo, ya que decía que tenía un par de disfraces que quería lucir, uno de danzarina árabe y otro de dominatrix. Le informé que, de momento, ya no colaboraba con Barrio Sésamo, pero que si me daba su currículum se lo pasaría a un par de contactos que aún tengo allí. Me acompañó hasta mi despacho, y allí me dejó.

viernes, enero 26

Asesor de ZP

Mientras paseaba por Madrid, de repente se paró un coche negro, muy grande, y se bajó la ventanilla. Me llamó alguien y me acerqué. Un tipo, que dijo que se llamaba ZP o algo así me preguntó si era Triqui, y cuando le dije que sí, me invitó a subir. Me estuvo contando que era un admirador mío, que le gustaba mi talante, y que yo era un ente (me llamó así) que seguro que entendía su proyecto de alianza entre nosequé, porque yo sería una gran prueba del amor por la diversidad de su gobierno. Antes de llegar a mi hotel, dónde me dejó, me había nombrado asesor suyo, y me pidió que estuviera a las ocho de la mañana del día siguiente en un sitio que se llama La Moncloa.

lunes, enero 22

Cibeles

Tras dejarme en Cibeles me di un paseo hasta la plaza de Neptuno. Allí vi a un montón de gente haciendo cola y pregunté si regalaban algo. Me dijeron que no, que era la iglesia de nosequé de Medinaceli y que eran devotos. Vi enfrente un bar que se llamaba Cervantes, entré y descubrí el paraíso. Me metí tres cañas muy bien tiradas y una docena de tostadas con setas y gambas. No son tan ricas como mis bien amadas Artinata, pero me pareció exótico y rico. Luego fui a un paquistaní que había un poco más abajo y me compré diez paquetes de Príncipe, que el chocolate me va bien para el cutis.

viernes, enero 19

Explicación

Gustavo-a me confesó que ahora vivía en Madrid, porque su compañero Tony Rabone (el heredero natural de Nacho Vidal) había montado una productora de porno, que se había convertido en la más importante de España. Y que iban por la Casa de Campo en busca de “material” para una nueva colección de pelis pornos que se iba a llamar “Guarras por dinero”. Tony aseguró que “las chicas que trabajan aquí son realmente baratas, y se dejan hacer cualquier cosa delante de una cámara”. Me invitaron a cenar con ellos en su mansión de La Moraleja. Pero como conozco a Gustavo-a, y me miraba con ojos viciosillos, sé que lo que quería es montarse un trío. Y preferí no arriesgarme a recibir el kilo y medio de carne en barra de Tony dentro de mi cuerpo. Les pedí que me llevaran al centro, y me dejaron en Cibeles. Pero percibí en la mirada de Gustavo-a qué esa no sería la última vez que la vería.

martes, enero 16

Reencuentro

¡Diablos! El conductor del vehículo era Tony Rabone, el maromo de Gustavo-a. Y él/ella estaba en el asiento de atrás. Me miró con ojos tiernos y me dijo que me echaba de menos, y que ese encuentro era un giro del destino. Yo no me podía creer lo que estaba viviendo, y me preocupé cuando vi que la bragueta del tipo estaba a punto de reventar. Y lo que había allí dentro no era para tomárselo en broma. Por suerte, vi que a quien miraba de reojo era a la puta rana, no a mí, así que me tranquilicé. Entonces vino una pregunta a mi mente: ¿Qué carajo hacían ellos allí?

viernes, enero 12

500 euros

Cuando salí del container se paró al lado mío un BMW bastante lujoso, y un tipo me dijo: “Guapo, que azul tan intento. Te pago 500 euros por una mamada”. Me quedé perplejo, pero pensé que esa pasta era el equivalente a unas diez mil galletas María, y acepté en el acto. El “cliente” quedó satisfecho, y me dio un llavero de una empresa de seguros de regalo. Pero cuando salí del coche se me acercaron diez señoritas de la vida de piel oscura y empezaron a tirarme piedras y a gritar que me largara de allí, que era su zona y que los chaperos se ponían en la otra punta del parque. Me escapé gracias a que paró un todoterreno y el dueño me abrió la puerta...

martes, enero 9

Retiro’s paradise

Decidí pasear por el Retiro. Tras competir con los patos para que los niños me echaran a mí las migas de sus galletas, me fui a un bar de este parque madrileño para tomarme una Coca-Cola. Un camarero con cara de amargado me sirvió una Pepsi-chung, y me argumentó que “es lo que hay, y si no te gusta, aire, que sobra faena y son pocas las ganas de currar”. Rechacé su ofrecimiento, pedí el libro de reclamaciones, me dio con la bandeja en la cabeza y esta vez desperté dentro de un container, en plena Casa de Campo, en medio de la zona de las putas sub-saharianas.

jueves, enero 4

Auto-stop

Tras hacer auto-estop durante media hora, un amable camionero, de nombre Lolo, se ofreció para llevarme de vuelta a Madrid. El hombre no parecía muy rudo, de hecho hablaba muy suave y agradablemente, y se empeñó en hablarme de armarios y en algo que se llama Chueca, y que no sé muy bien que es. Tras ofrecerme unas Fontaneda, me dormí, y me desperté tumbado en un banco en el Retiro y con un gran escozor en el culo. No volveré a comer esta marca de galletas, no le sienta bien a mi aparato digestivo.

El Valle de los Caídos (y III)

Tras ser expulsados del recinto. Adolfo y José Antonio empezaron a hablar de cómo se habían emocionado a ver la tumba de quien había salvado a España de comunistas, masones, ateos y maricones, y a jurar venganza contra un tal ZP, que por lo que entendí era primo de Sadam Hussein y hermano de puta de Lenin, Stalin y Belcebú. En el viaje de vuelta, aproveché que pararon para echar gasolina para esconderme en el lavabo y escaquearme. Estos dos están un poco locos, y mejor poner tierra de por medio. Una hora después, y tras escuchar los insultos de una docena de camioneros que fueron aporreando de uno en uno la puerta, salí. Ya se habían ido, compré una docena de paquetes de Artinata con mi VISA Chiquilín, e hice auto-stop...

lunes, enero 1

El Valle de los Caídos (II)

No me gustó nada el Valle de los Caídos. Es muy grande y lóbrego, y no hay máquinas que vendan galletitas. Cuando entramos Adolfo y José Antonio levantaron el brazo emocionados, y cuando llegaron delante de una gran baldosa en el suelo con una inscripción, en la que había un ramo de flores, se tiraron al suelo a llorar. Vinieron dos conserjes y los echaron a capones del recinto mientras mis amigos gritaban “rojos de mierda, fuera vuestros abyectos cuerpos del tempo de nuestro Caudillo”. No entendí nada, pero un par de chavales me reconocieron y me dieron parte de sus Príncipe (de Beukelaer), y así se me endulzó el mal trago. Un señor manco y cojo, con un parche en el ojo, me guiñó el ojo bueno mientras me señalaba con su otra mano una medalla militar que llevaba. Antes de pegársela contra una columna me dijo “camarada, los caballeros legionarios admiramos tu color azul”. Sigo sin entender nada...

viernes, diciembre 29

El Valle de los Caídos (I)

Adolfo consiguió “engañarme” para que fuera al Valle de los Caídos, a cambio de invitarme a una ración generosa de galletas. Y cumplió con su palabra, mientras íbamos en el coche de su amigo José Antonio hacia este monumento, me atiborraron de ricas María y abrieron un par de surtidos Cuétara para mí. Me extraño que Adolfo y José Antonio loaran continuamente mi color azul, y que dijeran que me envidiaban mucho. La verdad es que José estaba muy elegante con su polo con la inscripción “Ni rojos, ni masones, Blas Piñar con dos cojones”, aunque no sé quien es ese Blas. Adolfo llevaba un forro polar de color butano que ponía “Soy repartidor de Zyklon B”. Me gusta el Seat 1500, y José está orgulloso de su vehículo: “Ya no se hacen máquinas así, me he gastado una pasta en tunearlo, pero es un auténtico coche español”. Esto es lo que dice continuamente. Cuando se abre cualquier puerta suena un curioso himno que se llama el “Cara a la Luna”, o algo así, y está pintado con tres franjas, dos rojas y una en medio de color amarillo. Tiene dos alerones con el careto pintado de un tal “Caudillo” y un tal “Primo de algo”. Es un poco trasto, pero es cómodo y tiene encanto.

lunes, diciembre 25

Noche de fútbol

Me he hecho colega de un tal “Adolfo”, un tipo curioso que va con el pelo rapado y con una camiseta que pone “Illa, illa, illa, Juanito Maravilla”. Me ha invitado al fondo sur de un estadio que se llama algo así como Vernaveu, a ver un partido de algo que se llama fútbol. No entendía nada de las reglas de este curioso deporte, pero los bocadillos de frankfurt de este sitio no están nada mal. Casi me hicieron olvidar las galletas. Pero no entendí porque insultaban a unos que eran de un tal “Recre” y que no hacían más que meter la pelota en la portería de unos que vestían de blanco. Cuando eso pasaban, Adolfo y sus amigos se cabreaban mucho. Me ha dicho que un día me llamará, que me quiere llevar a un monumento que se llama el Valle de nosequé...

martes, diciembre 12

Bocata de calamares

Hoy me he sentido como Marconi, Edison o Leonardo Da Vinci. He creado algo nuevo y maravilloso para la humanidad. He ido a un bareto de la Plaza Mayor y he pedido un bocata de calamares, pero no con pan, sino con galletas. Estaba delicioso, y me he zampado cincuenta. Me encanta Madrid...

lunes, diciembre 4

Reposo

Diablos, celebráis una cosa que se llama “puente”, y que en mi país no existía. Como quiero adaptarme a vuestras curiosas costumbres, voy a estar unos días sin escribir. ¡Hasta pronto!

domingo, noviembre 19

Éxtasis

He encontrado el paraíso en la tierra, y se llama “La mallorquina”. Me he zampado seis docenas de diferentes galletas, de todo tipo. Y he probado una cosa muy rica que se llama “napolitana” y que está rellena de crema. Todos los parroquianos me miraban con asombro cuando devoraba y llenaba todo de migas, pero es que no estaba para clases de urbanismo. Tras beberme siete batidos de chocolate y pagar me he sentido como nuevo. He dado un paseo, y no he entendido como es posible que exista medio centenar de “Museos del jamón” y no haya ningún “Museo de la galleta”. Unos chicos muy simpáticos me han pegado media docena de pegatinas que dice “Fuera moros de Madriz” y “ZP queremos la verdad del 11-M”. Me las comí de postre...

Madriz, madriz


El taxista que me llevaba de Barajas a la Puerta de Sol ha asegurado que le sonaba mi cara, y se ha empeñado en decir que yo era un tal Federico Jiménez nosequesantos. El pesado ha insistido que menos mal que existen hombres como yo, que España está llena de rojos y masones, que se rompe por culpa de un tal ZP y que habría que linchar a todos los vendepatrias. Me ha pedido un autógrafo y ha insistido en que tengo que dar caña a un tal Pepiño y a un tal Nocilla. No me ha cobrado la carrera y me ha regalado la foto de un tal caudillo, “que debería volver y poner orden”. Cuando se ha ido me la he zampado (tenía mucha hambre), y estaba un poco rancia. Ya estoy en la Puerta de Sol, y veo que en una esquina hay una pastelería. Voy para allá...

Chung-air

A pesar de los gritos de los productores y sus abogados, me he comido el contrato y me he ido al aeropuerto. El problema ha sido cuando he subido al avión. Por fuera no tenía muy buena pinta, pero por dentro parecía un estercolero. Tras sentarme en un asiento en el que no me cabía el culo, he preguntado por el almuerzo y si había ricas galletitas en él. La azafata se ha puesto a reír y me ha dicho que no es de buen tono emborracharse a las nueve de la mañana. No nos han regalado ni un triste vaso de agua, y los productos del “bar” (vamos, el cutrecarro que empujaba una azafata con cara de perro) tenían unos precios estratosféricos. Me han tenido seis horas sin tomar nada, y los cabrones habían cortado el agua de los lavabos. Tras compartir con el pasajero alcohólico de al lado un trago de su petaca (el coñac Old Rhino Skin no es precisamente mi bebida ideal, prefiero un batidito para mojar galletas), me he sentido fatal y he tenido que calmar las nauseas leyendo las memorias de Demis Roussos. Pero al fin he aterrizado en Barajas, y creo que mi vida va a ser mucho mejor a partir de ahora...

A la mierda


Estoy harto. Que le den por culo a Barrio Sésamo, a la puta rana Gustavo-Gustava, a los productores, a los niños, al gilipollas oligofrénico de Coco y al pesado del Conde Draco. Me largo, por las buenas o por las malas. Y me voy para España, que tiene un rico abanico de galletas: las María, los surtidos Cuétara, las Birba, las Fontaneda, las Chiquilín, las tostadas... Ummmm, nada más pensarlo ya me humedezco. Decidido, me pillo un billete en Chung-air y me voy para allá.

Fracaso

Ni una puta galleta: los putos gordos que vinieron ayer de visita no me dieron ni una. Cuando me puse a hacer monerías delante suyo y les imploré que me echaran alguna, me dijeron que una mierda, que ellos tenían hambre y que no me iban a dar ni una miga. Un cabrón me echo un trozo de goma de nata, de esas de marca Milán, y me dijo que era una Artinata. Qué asco. La infancia ya no es lo que era, esas montañas obesas no comparten su chucherías con un pobre monstruo hambriento...

Tengo un plan


Mañana viene un colegio a visitar los estudios, y eso significa que docenas de niños vendrán provistos de refrescos y galletas. Tengo que conseguir robarles sus manjares sin que se pongan a gritar. Creo que tengo un plan, me pondré a hacer el tonto delante de ellos para que me echen galletas, como si yo fuera una foca, y así me pondré morado. Los productores no podrán hacer nada para evitarlo, sería un escándalo que reprendieran a los niños por darme de comer. Creo que va a ser un gran día, ya me lo estoy imaginando, rodeado de Marías, Oreos y Artinatas...

Vuelta a la tranquilidad

Gustavo-Gustava ha sido perdonada por los productores, y ya no me acosa. Gracias al vídeo que colgaron en Internet se ha liado con Tony Rabone, el heredero natural de Nacho Vidal. Se ve que esta ranita era el ídolo infantil de Tony (también conocido como Mr. 45 centímetros), y al descubrir que era hembra, y viciosa, se puso en contacto con ella. Ahora está feliz con su dos kilos de carne en barra y pasa de mí. Un problema menos, ahora sólo he de buscar la manera de conseguir galletas.

Porno-star


Me cago en todo. Me he convertido en una porno-star. Billy ha colgado en la red el polvo con Gustavo-a, y ahora tengo ofertas de todas las productoras. Private quiere rodar una serie de seis películas en el Caribe conmigo y con la maldita rana. Los productores de Barrio Sésamo han tenido que denunciar con demandas a medio universo para parar la distribución del vídeo. Llevo tres días sin comer galletas y he adelgazado cinco kilos. Soy cada día más desgraciado.

jueves, noviembre 16

Liberación

Creo que me voy a librar de Gustavo-Gustava durante un tiempo. La rana imbécil no se dio cuenta que una webcam que había en la sala de editaje grabó nuestro polvo salvaje, y los guionistas la han apartado de la plantilla como medida cautelar. A los niños que ven Barrio Sésamo les dirán que se ha ido de vacaciones a la Antártida, y que a su vuelta les contará lo simpáticos que son los pingüinos. Ya no me violarán, pero me he quedado sin suministro de galletas.

martes, noviembre 14

Sala de editaje

Hoy me he follado a Gustavo-Gustava en la sala de editaje de Barrio Sésamo (¿O me folló ella a mí?). Pasé por allí para ver si quedaba algún resto de galletas, ya que Billy, uno de los ayudantes, es un adicto a las Artinata, cuando la puta rana ha entrado detrás de mí, ha cerrado la puerta, me ha enseñado un surtido Cuétara y me ha mirado lascivamente. Ha estado especialmente miserable, y me iba dando tres galletas cada vez que se corría. He quedado para el arrastre, y me he sentido como los yonkis que se prostituyen para conseguir un pico. Sólo que yo lo he hecho por unas sabrosas galletitas. Mi vida es una mierda...

lunes, noviembre 13

Acoso

La rana Gustavo-Gustava sigue acosándome. Cuando me niego a acceder a sus peticiones sexuales saca de su bolso un paquete de Chiquilín o de Oreo, y acabo empalándola para que me dé las ricas galletas. Soy demasiado débil, y mientras los guionistas de Barrio Sésamo no me den galletas estoy a merced de este batracio ninfómano. Me va a dejar la polla en carne viva.

viernes, noviembre 10

Atrapado

Hoy ha sido un día triste. Estaba tranquilamente en mi camerino, pasando hambre y pensando en las galletas que no me dan, cuando entró la rana Gustavo-Gustava en mi camerino y se encerró. Me miró con ojos libidinosos y me dijo que iba a hacerme suya. Yo me negué y amenacé a gritar. Pero de repente sacó de una bolsa tres paquetes de María Fontaneda y me dijo “¿Los quieres? Ya sabes el precio...”. Fui débil y caí, llevaba demasiadas horas sin catar ricas galletas. Dios mío, me he follado a una rana. Para poder comerle el coño tuve que untarlo previamente (diciéndole que me daba morbo y que era un jueguecito) con galletas machacadas. Eso sí, que ricas estaban...

Ayer me pesaron, y he adelgazado dos kilos, a pesar de todos mis intentos por ganar peso consiguiendo galletas de manera ilícita. Estoy preocupado, y he robado el sandwich de mantequilla de cacahuete al Conde Draco. No es una galleta, pero menos da una piedra...

miércoles, noviembre 8

Violación

Diablos, Gustavo-Gustava casi me viola hoy. Me ha dicho que estaba harta de traerme galletas a cambio de nada, y se abalanzó sobre mis partes. ¿Os imagináis lo que es que una rana te intente hacer una felación? Nada más sentir su boca di un salto y me fui corriendo al cuarto de revelado, y estuve encerrado allí diez horas seguidas. Tenía tanta hambre que me dediqué a lamer los negativos. No sé lo que pasará cuando me vuelva a ver. Tendré que comprarme un cinturón de castidad.

martes, noviembre 7

Gustavo

Lo que vosotros no sabéis es que Gustavo no es Gustavo. Es Gustava. ¿No os habéis fijado que no se le ven los huevecillos a pesar que va en pelotas? Y Gustava me está empezando a tirar los tejos. A mí no me gusta nada, pero he intentado que me consiga galletas, haciéndome querer. Luego veremos si huyo o le doy un achuchón. Y la chica se lo monta bien, tiene algún enchufe y me suministra, de momento, todo tipo de dulces. Pero temo por mi honra, porque ayer vino con ligueros y tanga al estudio. Sin nada encima...

lunes, noviembre 6

Soborno

He tenido que dejarme sodomizar por un empleado de la limpieza, que a cambio de mis favores carnales me saca cada día de los estudios en su carrito. En la hora que estoy fuera puedo aprovechar para ir al paquistaní de la esquina a comprar unos cuantos paquetes de galletas de chocolate. De momento no me han pillado, porque creen que duermo la siesta en mi camerino. Pero temo que me pillen el jueves, que es el día de la semana que me pesan para comprobar que la dieta a base de frutas, verdura y biomanán funciona.

miércoles, noviembre 1

Jamón

¿Es cierto que en vuestro país hay galletas de jamón ibérico? ¿Alguien me podría enviar un par de paquetes, eso sí, camuflados como si fuera comida de régimen?

martes, octubre 31

Pala

Me he comprado en un Leroy Merlín una pala y un pico, aprovechando que hemos rodado un par de escenas allí, para cavar un túnel desde mi camerino al exterior, y poder escaparme a comprar galletas cuando quiera. Hasta ayer tenía un “camello”, un cámara, que me vendía a precio de oro paquetes de Oreo, pero le pillaron y le han despedido. Así que me tendré que dedicar a excavar para poder conseguir mi manjar favorito.

viernes, octubre 27

Alcaldía de Madrid

¿Por qué no le decís a vuestro simpático presidente del Gobierno que yo sería mejor candidato a la alcaldía de Madrid que el tal Sebastián? Soy más popular que él, y aceptaría cobrar mi nómina en galletas Cuétara o Fontaneda. ¡Soy un chollo!

martes, octubre 24

La gran evasión

Anoche vi en la tele por cable "La gran evasión", y ya estoy planeando escaparme del estudio dónde me tienen recluído estos guionistas malvados. Ya os iré contando mis planes...

lunes, octubre 23

Carnet por puntos

He oído que en vuestro bonito país un tal Artur Mas promete un carnet por puntos a los emigrantes que se porten bien. ¿Me admitiría como exiliado político? ¿Me cambiaría los puntos por unos paquetes de Príncipe de Beukelaer y de Artinatas? Decidme algo, que pillo las maletas y me voy para allá...

domingo, octubre 22

Madrid-Barça

¿Es verdad que se han dado muchas galletas sobre el terreno de juego? ¿Alguien me podría guardar media docena, que desde que me las racionan sueño con ellas?

jueves, octubre 19

Eva Nasarre

¿Quién carajo es Eva Nasarre? Uno de los guionistas, que es de vuestro bonito país, se ha empeñado en ponerme unos vídeos muy cutres en los que se ve a un montón de tipejas haciendo ejercicio de manera muy ridícula. Como se han dado cuenta que tiro el Biomanán a la basura, y que me hincho a escondidas de todo tipo de galletas, ahora quieren que me ponga unos calentadores y haga el gilipollas. ¿No hay nadie que pueda venir a rescatarme?

lunes, octubre 16

Biomanán

Estoy al borde de la depresión. Hoy se me ha acercado un tipo que se autodenomina "el dietista de Barrio Sesamo" y me ha dicho que tengo "demasiado volumen corporal", y que podría ser un "mal modelo de comportamiento para los niños". Me ha dicho que nada de comer galletas a escondidas, y que aparte de la fruta y verdura que me obligan a zampar en antena (y que procuro vomitar cuando apagan las cámaras), he de alimentarme a base de una cosa que llaman "Biomanan" o algo así, y que sabe a rayos. Mi vida empieza a carecer de sentido...

viernes, octubre 13

¿Acelgas?

Un tipo de la productora me ha venido con un plato de acelgas hervidas para que me las comiera en el programa de hoy. Y el cabrón me ha vendido que "son sanas y sabrosas, te gustarán, y a millones de niños". Se las he tirado a la cara y me he cagado en toda su familia. Al final he tenido que tragármelas con cara de asco, ya que si no no me daban (eso sí, fuera de cámara) un generoso surtido de galletas Cuétara. Sí, conozco los ricos productos de vuestro bonito país y me encanta este surtido, sobre todo las de chocolate, y me las traen. ¿Cuándo acabará esta maldita tortura y podré a comer libremente mis estimadas galletas?

jueves, octubre 12

¡Quiero ser libre!

Tras años de disfrutar de mis queridas y sabrosas galletas, los apóstoles de lo políticamente correcto han conseguido que mis guionistas me quieran atiborrar de frutas y verduras, "para dar ejemplo a los niños y para que se alimenten de manera equilibrada". ¿Y a mi qué cojones me importa lo que coman los mocosos? ¿Me han tomado por una puta vaca? Os pido ayuda para acabar con esta dictadura...