viernes, diciembre 29

El Valle de los Caídos (I)

Adolfo consiguió “engañarme” para que fuera al Valle de los Caídos, a cambio de invitarme a una ración generosa de galletas. Y cumplió con su palabra, mientras íbamos en el coche de su amigo José Antonio hacia este monumento, me atiborraron de ricas María y abrieron un par de surtidos Cuétara para mí. Me extraño que Adolfo y José Antonio loaran continuamente mi color azul, y que dijeran que me envidiaban mucho. La verdad es que José estaba muy elegante con su polo con la inscripción “Ni rojos, ni masones, Blas Piñar con dos cojones”, aunque no sé quien es ese Blas. Adolfo llevaba un forro polar de color butano que ponía “Soy repartidor de Zyklon B”. Me gusta el Seat 1500, y José está orgulloso de su vehículo: “Ya no se hacen máquinas así, me he gastado una pasta en tunearlo, pero es un auténtico coche español”. Esto es lo que dice continuamente. Cuando se abre cualquier puerta suena un curioso himno que se llama el “Cara a la Luna”, o algo así, y está pintado con tres franjas, dos rojas y una en medio de color amarillo. Tiene dos alerones con el careto pintado de un tal “Caudillo” y un tal “Primo de algo”. Es un poco trasto, pero es cómodo y tiene encanto.

lunes, diciembre 25

Noche de fútbol

Me he hecho colega de un tal “Adolfo”, un tipo curioso que va con el pelo rapado y con una camiseta que pone “Illa, illa, illa, Juanito Maravilla”. Me ha invitado al fondo sur de un estadio que se llama algo así como Vernaveu, a ver un partido de algo que se llama fútbol. No entendía nada de las reglas de este curioso deporte, pero los bocadillos de frankfurt de este sitio no están nada mal. Casi me hicieron olvidar las galletas. Pero no entendí porque insultaban a unos que eran de un tal “Recre” y que no hacían más que meter la pelota en la portería de unos que vestían de blanco. Cuando eso pasaban, Adolfo y sus amigos se cabreaban mucho. Me ha dicho que un día me llamará, que me quiere llevar a un monumento que se llama el Valle de nosequé...

martes, diciembre 12

Bocata de calamares

Hoy me he sentido como Marconi, Edison o Leonardo Da Vinci. He creado algo nuevo y maravilloso para la humanidad. He ido a un bareto de la Plaza Mayor y he pedido un bocata de calamares, pero no con pan, sino con galletas. Estaba delicioso, y me he zampado cincuenta. Me encanta Madrid...

lunes, diciembre 4

Reposo

Diablos, celebráis una cosa que se llama “puente”, y que en mi país no existía. Como quiero adaptarme a vuestras curiosas costumbres, voy a estar unos días sin escribir. ¡Hasta pronto!