viernes, marzo 16

Chándal

Mi primera aventura es escoger un chándal. Me dirigí al Rastro, y tras una difícil elección, escogí un dos por uno por diez euros, uno azul y uno rojo para los domingos. Tienen un bonito logotipo de “Nique” en el pecho, y parece de gran calidad. El simpático rumano que me los vendió me aseguró que eran originales. Lo que me extraña es que cuando me lo pongo me pica todo, y por la calle todos me miran, ya que me rasco salvajemente. Será porque son nuevos, y espero que con el primer lavado todo sea más llevadero. Pero no hay medicina que no sea amarga, y mi primer paso para salir de mi adicción al caballo es adaptarme al chándal. Ahora sólo tengo que buscar una “granja” para rehabilitarme.

lunes, marzo 5

La explicación

Hoy he entrado en el despacho de Acebes y le he visto inyectando heroína en las galletas. ¡Así estaba yo de enganchado! Me he convertido en un yonqui, pero no por mi adicción a las galletas. Le he pegado dos yoyas a ese impresentable, me he comprado un chándal en el Rastro y me he ido a Proyecto Hombre, a ver si me rehabilitan y vuelven a hacer de mí una persona de provecho. Quiero ser sólo un adicto a las Príncipe de Beukelaer, no a la mierda del “caballo”.