martes, febrero 20

Calle Génova

Acebes me cita en su despacho de la calle Génova. Nada más entrar me dice “me he enterado que ZP te ha dado puerta. Aquí tenemos sitio para gente como tú, que crea en un proyecto para regenerar España”. Le hago notar que soy norteamericano y se pone a llorar de emoción mientras gritaba, “¡Qué bonito! Me gusta América. Me gustan las hamburguesas, las Azores, las botas tejanas, la universidad de Georgetown. Has de estar con nosotros”. Dudo, porque ya estoy harto de los políticos españoles, pero en ese momento entro su secretaria con una bandeja con café y galletas. Y eran las mejores que he comido nunca. “Come, come, Triqui, son de unas monjas de Ávila. Si aceptas mi oferta, nunca te faltarán”. Diablos, soy un yonqui de las galletas, porque dije que sí sin dudarlo un minuto.