martes, enero 16

Reencuentro

¡Diablos! El conductor del vehículo era Tony Rabone, el maromo de Gustavo-a. Y él/ella estaba en el asiento de atrás. Me miró con ojos tiernos y me dijo que me echaba de menos, y que ese encuentro era un giro del destino. Yo no me podía creer lo que estaba viviendo, y me preocupé cuando vi que la bragueta del tipo estaba a punto de reventar. Y lo que había allí dentro no era para tomárselo en broma. Por suerte, vi que a quien miraba de reojo era a la puta rana, no a mí, así que me tranquilicé. Entonces vino una pregunta a mi mente: ¿Qué carajo hacían ellos allí?