martes, enero 9

Retiro’s paradise

Decidí pasear por el Retiro. Tras competir con los patos para que los niños me echaran a mí las migas de sus galletas, me fui a un bar de este parque madrileño para tomarme una Coca-Cola. Un camarero con cara de amargado me sirvió una Pepsi-chung, y me argumentó que “es lo que hay, y si no te gusta, aire, que sobra faena y son pocas las ganas de currar”. Rechacé su ofrecimiento, pedí el libro de reclamaciones, me dio con la bandeja en la cabeza y esta vez desperté dentro de un container, en plena Casa de Campo, en medio de la zona de las putas sub-saharianas.